martes, 19 de abril de 2016

Cara a cara

Hoy se enfrentan en mi interior el hombre que soy y el niño que fui, cara a cara se encuentran los dos, mientras el hombre que soy le dice al niño la cantidad de errores que ha de cometer. El niño no lo entiende, cree que no va a equivocarse, cree que todo le va a salir bien, que todo le saldrá en la vida como el desea.
Que equivocado estaba, y equivocarme hace que me vea, si cabe, aún más humano.
El conflicto sigue, y el niño se hace adolescente, y el hombre sigue siendo igual. Ahora el adolescente es más enérgico que el niño, y cree que va a comerse el mundo, mientras el hombre le explica que sigue equivocado, y que se seguirá equivocando. Ahora a la vez que humano, me siento absurdo. Y pienso, ¿Tanto me he equivocado en la vida?. Y la respuesta esta clara, tanto y lo que me queda. Es lo bueno de hacerse mayor, que la vida nos da mil y una situaciones para equivocarnos, y que cuando te has equivocado tanto, una cosa tienes clara, y es que sabes que te volverás a equivocar.
El hombre le explica al niño desde su conocimiento, que luchará muchas batallas. Batallas que no merecen la pena, que desperdiciará tiempo con personas que no lo merecen, y que personas que lo merecen les dará de lado, porque se basa en unos principios que con el tiempo le pasarán factura, pero que aprenderá, y que todos los palos harán que sea más fuerte, y que con el paso de los años aprenderá a saber con quien debe emplear su tiempo. El adolescente se encabrita, se enfada, grita, y quiere hacer entender al hombre que eso no le va a pasar a él, que el no se va a equivocar y que sabe elegir con quien ha de andar y en quien emplear su tiempo, que solo las personas que lo merezcan tendrán su gratitud. El hombre piensa que equivocado y que ciego está el adolescente, y entonces se da cuenta que es como mirarse a un espejo, sabe que el en otro tiempo era así, el adolescente era el, y pensaba que tenía la sabiduría suprema, que lo sabía todo y que se iba a comer el mundo. Joder, que equivocado estaba.
El hombre, decide que no va a cambiar la actitud del adolescente, y comprende que eso es lo que debe suceder, puesto que los pasos andados le llevaron a ser el hombre que es hoy día.
Hoy pienso más que nunca en el ayer, y se que mil y una veces me equivoque, también se que si volviera atrás en el tiempo lo volvería a hacer igual porque en ese preciso instante tenia claro que era lo que debía hacer. Hice daño a muchos, muchas veces, luche batallas que no eran mías, abandone metas que debí haber cumplido, fui un demonio con quien debí ser un ángel, y un ángel con quien debí ser un demonio. Tuve bastante clara cosas que hoy día sigo considerando importantes, y en eso es en lo poco que coinciden el hombre y el adolescente. Ame como si no hubiera un mañana, fui defensor de causas perdidas cuando creí oportuno serlo, la sinceridad siempre fue mi estandarte, y lo seguirá siendo hasta la muerte.
Hoy solo se que no se nada, hoy solo se que mañana volveré a equivocarme, y que probablemente vuelva a entrar al trapo de una batalla que no es la mía por el simple y mero hecho de creer que debo hacerlo. Tengo claro que del adolescente al hombre hay un cambio enorme, porque a base de palos se forjo mi carácter. Pero también tengo claro que el hombre es lo que es, por el adolescente que fui, se que no tengo todas las respuestas a las preguntas del día a día, se que encontré mi sitio, y que llegué a él gracias a todos los errores cometidos. Tengo bastante claro, que con las personas he tenido mucha suerte, y los que hoy día me acompañan están ahí porque lo merecen. Que tengo una familia que me empuja a seguir adelante, y que son maravillosos e imprescindibles. Se que muchos se fueron de mi vida, y que les deseo lo mejor. Porque hoy se que el rencor no es buen compañero, que la vida da muchas vueltas y nunca sabes donde vas a acabar, que seguiré intentando rodearme de buenas personas que saquen lo mejor de mi, y que seguiré luchando contra viento y marea por los míos.
Hoy el hombre y el niño hablan, y se dan cuenta que son la misma persona. Y que ningún consejo del hombre hará cambiar al niño. Y que los errores del niño, serán los que hagan que el hombre sea como es.
Hoy lo único que queda claro es que equivocarse es de humanos, y que seguiré cometiendo errores en el camino de la vida. Pero siempre, siempre, haré caso a lo que me dicte el corazón, aunque me equivoque una y mil veces.


Un saludo